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sábado, 6 de diciembre de 2014

bajo ese sol

Las beatas no atienden mis plegarias.
Creen, santas inocentes, que no son las suyas.
Yo pongo letra a la canción más amena
que ellas escriben a solas
como un pecado que atesoran
las enaguas de su imaginación,
y bailan, yo las veo bailar,
cuando repican las campanas.
Tañen con gozo oculto en su refajo
el metal caliente
de los deseos sin reglas,
dan vuelta a la copa y la música suena
como un veneno sin antídoto
de su silencio profano.
Se les mete dentro, allí
donde no quieren mirar,
el latido de la vida callada,
beben el vino de la orgía que espían
de puntillas sin aceptar la invitación
que la sangre les manda.
Pero lo hacen bailando,
no lo saben, pero lo hacen bailando.
Sí, bailan, bailan sin parar,
incluso cuando la música cesa y yo callo,
y bajo sus hábitos todos los días nacen
animales que entre sus piernas braman
como lo hacen los ángeles en mi vientre,
tambor de guerra que percute a su antojo.
No, las beatas no atienden mis plegarias
pero bailan y a mí me basta
para seguir cantando esta canción,
sin arrepentimiento, porque no hay rezo
que calle lo que el deseo grita
y el deseo más amable es mi dios,
omnipresente.
Para ellas, que no me escuchan,
también les pido su regazo, porque es mi padre,
hacedor de alegría, y sus placeres paren
el sosiego que la cadena del temor aplaca.
Para mí canto, es decir, canto para ellas,
porque quiero combatir el miedo,
porque quiero que la luz que bebo
no sea el artificio que su religión alienta.
Quiero que mi luz sea
la del sol que dibujan los niños,
el de ellos, no el de ellas,
porque los niños sí se atreven
a interrogar a todos los dioses
a preguntarles qué es cada cosa
y para qué vale y de qué sirve,
y si se puede jugar con ellas,
y cualquier respuesta
les parece poco y por eso siempre
están a punto de dibujar otro sol.
Por eso canto, para vivir bajo ese sol.
Ellas mientras sin saberlo bailan.

andrea mazas


Sol dibujado por un niño. Dibujo tomado de http://blog.educastur.es/

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