El poema es
un remolque una locomotora
y a veces solo a veces se hace tren.
un remolque una locomotora
y a veces solo a veces se hace tren.
El poeta ondea sus pañuelos le da
la bienvenida en la despedida
la bienvenida en la despedida
en la estación de la que parte.
Lo pone en marcha en su cabina
y después nadie sabe su trayecto
dónde se detiene en quién para
si alguna vez lo hace.
Quedan solos
abandonados en sus raíles
los versos fantasma
sin parque de atracciones
sin pulso ni consigna
en el papel terminal
sin bagaje.
A la señal de salida
suben viajeros a los poemas que parten.
suben viajeros a los poemas que parten.
No hay revisor que pida boleto
y los hay abarrotados
redes de cercanías que llevan llegan lejos.
Ciertos pasajeros se bajan en marcha.
Otros se quedan para siempre en el poema
limando heridas en el vagón que anclan
y en él van al mar con el poeta
y lloran y ríen y hacen el amor
y conocen la guerra y el hambre juntos.
Cuantos más vagones más lejos queda
la cabina del furgón de cola
la cabina del furgón de cola
más son las soledades que se alían
que hacen placaje a la belleza
lo terrible los ángeles en suma
que la voz de solo un hombre no reclama.
que hacen placaje a la belleza
lo terrible los ángeles en suma
que la voz de solo un hombre no reclama.
En esos poemas tren que avanzan
que afilan las garras de la muerte
que afilan las garras de la muerte
al pasar la aduana de lo efímero
las palabras son eslabón y perno
ceremonia de amor y redención y causa
sin destino conocido ni hora
imparableandrea mazas
'The tracks', de Bob Dylan. |
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