Tu boca me sabe a sí:
sí al verso (no a la entrelínea),
sí a la fruta (no al jarabe),
sí al paseo (no al paso atrás),
sí al cuento (no a la moraleja),
sí al cuento (no a la moraleja),
sí a la magia (no al truco),
sí al acertijo (no al pacto).
Y tus besos me dicen sí:
sí a mi boca y a la impaciencia de mi
piel,
sí a perderse el respeto y a ganarse con
las manos,
sí a confundirnos los lados de la cama,
sí a inventarle a las musas otro
desierto,
sí a desentrañarte sin prisas las ganas,
sí a quitarme las espinas con tus
caramelos,
sí a dejar abiertas puertas y ventanas,
sí a despintarles las líneas a los
miedos.
Y yo me pregunto qué pasaría
(qué poesía, qué paseo, qué fruta, qué
cuento, qué magia, qué acertijo)
si mi boca también te supiera a sí…
Pero tú... ¿qué sabes tú de mi boca?
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