A mi imaginación siempre le doy
una oportunidad más:
una oportunidad más:
dejo que ella te acueste en mi cama
(a su antojo,
(a su antojo,
con o sin ropa,
como le plazca).
como le plazca).
Si vas vestido,
tarda poco en borrarte las telas.
tarda poco en borrarte las telas.
Si estás desnudo,
se pone pronto manos,
tal que si fueran mías.
se pone pronto manos,
tal que si fueran mías.
Te dejas tocar,
pero yo no te siento
pero yo no te siento
y tú lo debes notar:
tardas poco en dormirte.
Ni siquiera los ojos te abren.
tardas poco en dormirte.
Ni siquiera los ojos te abren.
Los cierro,
es mi única estrategia:
es mi única estrategia:
retrasar el sueño
hasta que dé contigo
hasta que dé contigo
(como si pudiera planear el viaje en ese lado).
No pongo límites,
no te muevo ni una nube.
Si no apareces, las manos,
aquí, llegan a mi sexo,
aquí, llegan a mi sexo,
como si tú las mandaras.
Eso imagino,
eso me hace creer ella:
eso me hace creer ella:
“Solo él sabe tocarme
el alma en la piel”, le digo,
el alma en la piel”, le digo,
y bajas por mi garganta
como un jadeo mudo
como un jadeo mudo
para calentarme
las entrañas con tu calor.
las entrañas con tu calor.
Trago despacio,
no tengo más propósito:
no tengo más propósito:
dejar que el fuego me diga y,
si la llama quiere,
si la llama quiere,
prolongar el placer
de este calor húmedo.
de este calor húmedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario