Llueve fuera
y no es consuelo.
No disuelve la tristeza
de este día sin propósito.
Me quedo anclada
al recuerdo adulterado
por la soledad y el miedo
de este duelo sin florete
del que no sé salvarme.
Hace frío en la memoria. En ella
mis brazos no dibujan
cuerpos al placer.
Yacen en barro de lágrimas
que no me nacen.
Si me quitara la máscara,
el día vería
mi rostro negro.
andrea mazas
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