La tarde que me enseñaste
cómo coger con firmeza los remos,
cómo avanzar o virar para esperar
el momento de la sorpresa,
cómo sortear las partes rocosas del cauce,
cómo subirme después de haberme caído,
cómo alcanzar las isletas para regalarnos un abrazo,
cómo fotografiar lo inadvertido desde la orilla,
me enfadé contigo.
La tarde que me enseñaste a irme,
la arena en los zapatos mojados
me hizo saber que
el primer paso de la huida duele:
arrastra un presente que sueña pasado.
andrea mazas
andrea mazas
No hay comentarios:
Publicar un comentario