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sábado, 3 de octubre de 2015

chapuza

chapuza
1. f. Obra o labor de poca importancia.
2. f. Obra hecha sin arte ni esmero.
3. f. Méx. estafa (‖ acción y efecto de estafar).

A veces lo que empieza siendo un apaño
acaba por arreglar lo que se creía irreparable,
como esa frase que dejé colgada:
«Lo nuestro ha sido una historia [         
con su agujero blanco, sin la palabra clave,
cuando intenté archivar lo nuestro
en el cajón más adecuado de la memoria.
Llega ahora, ya ves, desatascando la ducha.
Sí, así ha sido, así de tonto ha sido,
así de tonta me siento al saber ahora
que estaba ahí, desde el principio,
en la ducha
porque en esa frase la mancha era un tapón,
el tapón que quité para que corriera el agua,
para dar salida a lo tan estancado que ni nombraba,
el tapón que quité para poder abrir de nuevo el grifo,
para poder correr sin miedo a desbordar.
Queda así, en su cajón:
«Lo nuestro fue una historia tapón».
Siento no darte el gusto de decir algo más bonito.
Hubiera sido fácil mentirte:
«Lo nuestro fue una historia bonita»,
pero no era «bonita» la palabra en el desagüe,
era «tapón»
y empezó a formarse pronto, muy pronto,
cuando empecé a callarme esas cosas
que a ti te atascaban,
no fuera a ser que por mí tú no fueras.
Después, pronto también
—ya no es tiempo de engañarse
pero me permito la chapuza de la imprecisión—,
yo noté mi atasco, mis palabras enredadas
en todas mis tuberías, cada vez más huecas
pero tan tupidas del silencio que dejan
las palabras que hay que decir y no se dicen,
esas palabras a las que les crecen demonios.
Me gustaría poder explicártelo, contarte cómo fue,
ya sabes, con pelos y señales,
pero tú no querrías escucharlo, estoy segura,
y yo solo recuerdo que primero fue torpe el lenguaje
y después acabaron pesándome la sangre y el nombre,
el traje y el cuerpo, más cuanto menos míos eran,
más cuanto más cerca estabas o lo pretendías.
Qué feo, ¿no?, que quede este recuerdo
entre tu vida y mi vida, atascándolo todo.
¿Qué puedo decir? Te juro que he intentado
inventarme un álbum mejor, enfocado,
vestir nuestros días de árboles en flor y de pájaros,
de sofá y manta, de chuches y palomitas,
de sorpresas que no te di,
de chistes que no me contaste,
de fotos que no nos hicimos
en esos preciosos lugares remotos
a los que nunca ideamos viajar juntos.
¿Qué puedo decir? Puedo decirme que no fue amor,
solo eso, un tapón que nos pusimos para tapar
los agujeros que ya llevábamos en la primera cita,
un tapón tan grande que al final no me dejaba
pasar por mí misma.
Pero hoy sin pretenderlo
me he hecho ventosa en lo que no me decía
y ha salido todo, todo lo que quedó trabado
en la garganta de la prudencia. Hoy por fin
he arreglado la ducha.

andrea mazas

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